Un incómodo manto de silencio se ha extendido sobre las sorprendentes palabras de Hillary Clinton. Quizá la dama ha hablado más de lo conveniente.
“Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”.
O fim da liberdade?
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