“Por supuesto, diréis, ése es el deber de todo ciudadano soviético: tenéis razón. Pero Vasiliev hizo más. Se ha portado como un héroe. Ha superado los prejuicios familiares y ha denunciado a su propio padre.”
El pequeño Vasiliev tomó asiento satisfecho, orgulloso de su traje nuevo, la recompensa por haber informado de que su padre leía a escondidas las proscritas obras de Trostky. Todos le miraron con envidia. Ojalá pudieran ellos denunciar también a su padre. Ojalá fueran capaces de desenmascarar a un verdadero enemigo del pueblo.
Sem comentários:
Enviar um comentário